Después de la muerte, los humanos son enviados al vacío o a reencarnar. Pero algunos, justo después de fallecer, llegan al “Queen Dekim” (bar atendido por un misterioso hombre) y son desafiados a un juego en el que tendrán que apostar sus vidas y revelar su verdadera naturaleza. Decim es el árbitro que decidirá quien gana o pierde, quien será enviado al vacío y quien reencarnará.
La historia propone una clase de limbo en el cual las personas que han muerto llegan para ser juzgadas por árbitros, unos maniquíes sin sentimientos exclusivamente creados para dar un veredicto objetivo. A simple vista podemos decir que el argumento es interesante y, además, durante los primeros capítulos intuimos el camino “prometedor” que se planea seguir. Poco a poco nos damos cuenta que la trama que no es totalmente episódica, pero aún así mantiene ese tipo de esencia y dentro de las historias autoconclusivas presentadas encontramos una gran cantidad de material digno de analizar. Sin embargo, lo que a mí más me llamó la atención fue el desarrollo que se intenta dar a los personajes del elenco estable a medida que vamos avanzando, pues funciona bastante bien para no caer en la repetición y mantiene enganchado al espectador
En Death Parade nos presentan a Decim, el arbitro encargado de juzgar a las personas que mueren (Que son dirigidas a su "bar" el Quindecim sin parte de sus recuerdos, además que no saben que están muertos) por medio de juegos los cuales harán despertar la oscuridad interior de cada persona y sus recuerdos sobre su vida y así decidir si van al cielo o al infierno. Entre estas personas se encuentra una chica misteriosa de la cuál no se sabe ni su nombre por eso es llamadaKurokami no Ona, la cuál no puede ser juzgada entonces convivirá con Decim y le ayudará a sus juicios hasta el día que llegue el suyo.
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